Me llamo Berta Garriga y trabajo desde el cuerpo, la tierra y la palabra para acercar el conocimiento de las plantas a nuestras vidas cotidianas.
Crecí en un entorno rural, rodeada de caminos, márgenes y mujeres que sabían mirar las plantas con respeto y curiosidad. Mi madre, ingeniera agrónoma; mi abuela, formada en farmacia; ambas practicaban paseos informales de reconocimiento de flora. Esa sensibilidad fue también mi escuela.
Desde pequeña organizaba juegos para emparejar plantas con sus familias, hacía herbarios, inventaba “restaurantes silvestres” en el carro de caballos de mi abuelo, e incluso fundé un grupo ecologista infantil en mi escuela: Els petits de Font-rubí. Esos juegos fueron, sin saberlo, el inicio de una forma de estar en el mundo.
Con los años me formé en ciencias sociales, me especialicé como herbolaria y trabajé en cocinas conscientes en diferentes partes de Europa.
Mi enfoque es cíclico, intuitivo y situado:
Vinculo salud, territorio y cambio social desde una mirada ecofeminista y con atención al ritmo propio de los procesos.
Creo en el saber silvestre como herramienta transformadora. Acompaño procesos, imparto talleres y cursos, y cuido espacios de aprendizaje desde el cuerpo, la escucha y el compromiso con formas de vida más habitables.
